Las viviendas también pueden tener una calificación energética “A++”. Aunque la etiqueta energética de la vivienda sólo contemple hasta la letra “A”, en España las hay que por el modo de construcción superan esta letra. Es el caso de varias viviendas de bajo consumo energético.

La diferencia entre el gasto en energía al año de una casa eficiente es de unos 300 euros frente a los 2.000-3.000 euros de una vivienda normal. Aunque pueda parecer lo contrario, la eficiencia energética no es un lujo, uno puede vivir con un 80% menos de consumo energético pagando prácticamente lo mismo por una vivienda normal.

El Estándar Passivhaus se trata de un modelo de construcción cuyo objetivo es conseguir que las casas consuman muy poca energía para calefacción y refrigeración. La calificación energética que se obtiene es superior a la “A” contemplada en la etiqueta energética. 

modelo passivhauss

“Este estándar es una hoja de Excel con unos determinados parámetros y nosotros vamos metiendo los datos de la casa, las ventanas, el tamaño de los huecos, etc. y nos va diciendo cuánta energía necesita el edificio para que el usuario esté confortable dentro y además, este estándar se puede adecuar a cualquier clima de España”.

Una vivienda “Passivhaus” o “casa pasiva” puede ser diseñada sin limitación alguna y edificada con cualquier tipo de material pero el límite está en la manera de aislar o en el hermetismo de los huecos. Las tres principales características de este estándar de construcción, de origen alemán, son: que el inmueble esté bien aislado, que sea muy hermético y que respire, para lo que cuenta con una máquina encargada de la respiración de la vivienda y que contiene un recuperador de calor. Funciona metiendo aire limpio en la casa y sacando el aire sucio, lo cruza sin mezclarlo, de manera que es capaz de robarle casi todo el calor al aire que estaba dentro de la casa y entonces ventila la casa sin enfriarla.

Coste de una vivienda Passivhaus

Comprar una casa con muy bajo consumo energético cuesta entre un 5-10% más que una vivienda normal, con la diferencia de que el consumo anual de energía es un 80% más bajo. Según los cálculos de la compañía, este coste “extra” se amortiza entre 5 y 10 años.

Contar con la máxima calificación energética no es una posibilidad sólo al alcance de los ricos. “Se pueden construir viviendas para el grueso de la población a precios razonables y que tengan una alta eficiencia energética”, aclara Adelina, “lo fundamental es que la población sepa que las cosas se pueden hacer bien y que elijan buenas viviendas con bajo consumo energético”.

Fuente: El idealista